martes, 25 de septiembre de 2007

Un día triste


La vida es una mierda y eso por mucho que lo escuchemos y lo repitamos no lo comprendemos hasta que nos toca de cerca. Hoy me ha tocado porque cuando llegué a mi trabajo y revisé mi correo electrónico tenía la noticia de la muerte de una buena amiga y lo peor no es que fuera o no buena sino que era una persona muy joven y un ser humano. Que además deja a un niño de meses y a su esposo. Bronwen, la conocí hace dos años en una conferencia del IB a la cual fui en Chiang Mai, en el norte de Tailandia. Muy inteligente, super comunicativa y sociable. No nos separamos en todo el taller. También allí conocí a quien en aquel entonces era su novio, un japonés muy simpático, Yuki. Salimos a cenar, compartimos durante los días que duró el evento y luego nos vimos un par de veces acá en Bangkok porque como centro del sudeste de Asia, pues todo el mundo tiene que pasar por aquí. Ellos vivían en Daka y el año pasado se mudaron a Tokio donde Bronwen consiguió un buen puesto en un colegio internacional. Unos meses después nació su hermoso hijo, Iseh. El cual conocimos en junio durante nuestra primera visita al país del sol naciente. Se les veía tan felices, justamente habían celebrado su boda a la manera tradicional japonesa, o mejor dicho, la celebraron estando nosotros en Tokio. En fin, una familia feliz, con buenas relaciones, con trabajos interesantes, con cosas por las cuales luchar y seguir adelante. En Tokio vistamos si apartamento y conocimos a la familia de ella que estaba de vacaciones en Japón. Asutralianos muy sencillos y agradables. Sobre todo la hermana con quien salimos a un bar y pasamos una noche maravillosa. Pero como nuestro destino es impredecible y para muchos ya está escrito y no se puede cambiar; hoy recibí la triste noticia que aún me tiene impactado pero que hay que aceptar de cualquier manera. Por eso digo que la vida es mierda y que hay que vivirla intensamente porque como nadie sabe cuando le va a llegar la hora, hay que vivir la vida lo mejor que uno pueda, hacer lo que uno quiera y disfrutar bastante. No mañana ni pasado, hay que comenzar hoy y ahora.

sábado, 22 de septiembre de 2007

La comida camboyana


La comida camboyana es muy variada y sobre todo tiene olores muy diversos y muy fuertes. Tengo que reconocer que no puedo comer todos los platos porque debido a los olores hay muchos que no resultan de mi agrado. Como en toda Asia, se comen muchos vegetales, mucha ensalada, mucha sopa, mariscos, etc. Una costumbre a la cual no me pude acostumbrar nunca es que cortan todo muy pequeñito. Por ejemplo el pollo. Lo cortan de una manera que lo único que uno encuentra son los huesos. Pero cuando se conoce un poco la cultura se comprende el por qué de las cosas. Ellos comoen con palitos, por eso tienen que picar todo bien chiquito para poder agarrar las cosas con los palitos. Igual el arroz que consumen a toda hora y que lo cocinan sin sal y sin grasa para que quede de forma tal que sea fácil manejar los palitos para comerlo. Esa costumbre de comer arroz hasta en el desayuno me sorprendió mucho. Es algo común en todas las culturas del sudeste de Asia. El desayuno es una comida más. Comen todo el tiempo, pero no engordan ya que es poco y con pocas calorías.
Tienen por costumbre llegar a un lugar, comoer y no hacer sobremesa, sino en cuanto terminan pues dicen adiós y se van.
Comen cosas que para nosotros pueden resultar muy raras pero que constituyes delicias en sus dietas. Todo tipo de bichos, arañas, escorpiones, etc, etc, etc...Todo lo que camine pues se puede comer, esa es su filosofía. Algo que me llamó particularmente la atención en Camboya fue un huevo que se comen que tiene el pollito dentro, aún en formación. Se lo comen asi mismo crudo con una cucharita. Continuando con el huevo, existe otra especialidad que es enterrar el huevo y comérselo después de algunos días cuando está bien negro.....Nada, es cultural. Conozco cubanos que han comido de todo eso en Camboya y además lo han disfrutado. Reconozco que no soy uno de ellos.
Lo aprovechan todo, también las patas y la cabeza del pollo.
Se suele comer mucho en las bodas. Son todo un seremonial las bodas camboyanas. Desde los trajes de la gente, las joyas, hasta la comida suculenta que sirven en ellas. Es cierto que en caso todas las bodas es lo mismo pero ese día es de un berdadero banquete.
Uno de los mejores lugares para comprar la comida es el Mercado Central o Psa Tmei. Es un edificio bien particular en Phnom Penh y allí se encuentra de todo y fresco. Es una experiencia ir al mercado a comprar la comida.
Comer a la camboyana es muy barato pero igual puede tener sus riesgos ya que en un restaurante camboyano en la calle, que abundan mucho, no se respetan mucho las normas de higiene. Ahora bien, encontrar a un camboyano/a que sepa cocinar bien que lo haga no tiene ningún riesgo y puede ser por el contrario muy placentero.
Uno de los platos camboyanos que más me gustan es el Amok, un caldo a base de pescado y leche de coco con un poco de chili, que lo sirven en el mismo coco y que es delicioso.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Primeras impresiones, Phnom Penh


La ciudad de Phnom Penh, situada en el sudeste asiático y bañada por dos grandes ríos; el Mekong y el Tonle Sap, vivió su época gloriosa en el siglo XIX. De la cual solo quedan algunas reminiscencias muy aisladas.

Es una ciudad relativamente pequeña, o lo era hace siete años; porque ahora crece cada día con los proyectos de construcción que se desarrollan por todas partes. Igual sigue siendo muy fácil estar en cualquien punto de la misma en aproximadamente quince minutos.

Mi primera impresión al llegar a esa ciudad fue muy positiva ya que venía para quedarme y era mejor hacerme a la idea, eso facilitaría mucho las cosas. Lo más positivo fue saber que tendría la posibilidad de establecerme en un sitio y de luchar por llevar adelante mi vida a mi propia suerte y manera. Lo más negativo, el tráfico horrible y sobre todo la forma de conducir de los motoristas. No por casualidad lo primero que compré en Camboya fue un casco, ya que pensé que todas las motos iban a chocar la moto en la cual yo estaba y al menos la cabeza había que tenerla protegida.

Aún el tráfico sigue siendo un verdadero desastre pero no hay tantos accidentes teniendo en cuenta la forma en que conducen. Sin embargo, el promedio de muertes al día por accidentes de motos es de diez personas.

Es que existe una lógica en cada ciudad para cada cosa. Y el tráfico en Phnom Penh tiene su propia lógica, que una vez que se logra comprender a uno le parece que está conduciendo en cualquier ciudad del mundo.

Primero viví detrás del Palacio Real en una callejuela muy tranquila y sin salida. Donde la única desventaja era que cuando llegaba la época de preparar uno de los platos típicos de la cocina camboyana; el Prohok.

martes, 18 de septiembre de 2007

Primeras impresiones general

El fin del mundo para unos, desconocida para otros, exótica para la mayoría; la región asiática guarda secretos y encantos inimaginables que tuve el privilegio de comenzar a descubrir y conocer hace ya un poco más de siete anos.

Mi punto de partida en este periplo asiático fue la capital de Camboya, Phnom Penh. Llegué a dicha ciudad un 18 de diciembre del ano 2000 dejando atrás amigos, familia y vecinos a los cuales no sabía cuando iba a poder volver a ver. Recuerdo a muchos que no comprendían por qué había decidido viajar a ese país y a otros que ni siquiera conocían de qué país se trataba. También no faltaron los que temieron por mí debido a la oscura y triste historia que gira alrededor de Camboya o Kampuchea como se le conocía en sus más terribles tiempos.

Pero gracias a Dios y para alegría de todos, el destino me tenía reservado un período muy agradable e interesante de mi vida en aquel lugar recóndito de la península indochina.

Phnom Penh es una pequena ciudad capital; siempre tuve la idea de estar en una ciudad de provincia en Cuba. Por el tamano y las características de la misma así como por la forma de ser de sus habitantes que se asemeja mucho a la de la gente de provincia.